Ensaladas y vegetales Alcauciles a la naranja zajarí
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Categoria:
Ensaladas y vegetales
Comenzales:
Desconocido
Tiempo de Preparación:
Fecha:
Autor:
15-08-2007
Desonocido
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Ingredientes
Sin ingredientes especificados.
Preparacion
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Ingredientes (para 4 mozárabes de buen comer): 20 alcauciles, 2 naranjas zajaríes, 120 g. De jamón serrano (2 lonchas), 4 dientes de ajo, Perejil, Pan rallado, Sal, Aceite de oliva (mejor en porroncito, para dosificar).
Método : preparar una cazuela capaz, con un "en blanco". Para hacerlo : 1,5 l. De agua + 1,5 cucharadas soperas de sal + 1,5 cucharadas soperas de harina + el zumo de medio limón + 1 trozo (no muy grande) de tocino de cerdo (un cilindro como un dedo índice de volumen). Pelar los alcauciles. Despeduncular. Llegado que hallamos al "corazón", cortar la cúspide, "tornear" la base, dividir el fruto (siguiendo el eje vertical) en dos, y echarlo a la cazuela. Subir la temperatura y cocer los alcauciles (unos 15/20 minutos : ojo, no pasarse en la cocción : dejarlos "al dente"). Picar el jamón muy finito. Otrosí, el ajo. Otrosí el perejil. Terminada la cocción de los alcauciles y secados éstos, colocarlos en una fuente de pyrex con su oquedad (la de los alcauciles) mirando al cielo. Con paciencia franciscana ir rellenando la tal oquedad con : a) el pan rallado, b) el perejil picado, c) el ajo picado, d) el jamón picado. Acabada esta tarea, poner unas gotas (bastantes) de aceite encima de cada alcaucil. Las naranjas zajaríes, debidamente exprimidas, habrán rendido su perfumado zumo, que conservaremos en un vaso. De él iremos vertiendo su contenido sobre los alcauciles de modo que a ninguno le sobre ni, mucho menos, le falte. El todo lo introduciremos en el horno que habremos previamente calentado a 180°. El de un servidor, que tiene - además- posición de gratinar, sintió activada ésta por su amo. El cual, transcurridos unos veinte minutos, xxxxxxx el preparado del horno y se lo ofreció a la bella. Esta, elevada al cubo su belleza por mor de las dos copas de vino -paternina de 1994- que llevaba ingeridas durante la espera, hizo un mohín de complacencia, pinchó con su tenedor una mitad de alcaucil, sopló con femenina elegancia para reducir la temperatura del bocado, lo introdujo en su boca, compuso una expresión de concentrado interés degustativo, y lo deglutió. Sus ojos me acariciaron desde el otro lado de la mesa. "¿ves como cuando quieres.....?. Está muy bueno : de verdad." no sé si fueron los alcauciles o el zumo de las naranjas zajaríes que utilicé : es lo cierto que bendije al cielo por la ráfaga de inspiración (bien poco frecuente ¡ay! en mí, aunque la bella opine de otro modo) que tuvo la generosidad de infundirme ese día. Inútil será decir que la bella, culminada la refección y bebida su taza de café (siento por siento colombiano, recogido a mano por el mismísimo juan valdés y su burrito, y tostado e infusionado por mí) se despidió bonitamente pretextando no sé qué urgencia ineludible. Y es que los que creemos en la supervivencia de las antiguas diosas sabemos que las cosas -"sus cosas"- son siempre así, de dulces y de apresuradas.