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Se machacan con el mortero los dientes de ajo con la sal. Se separan las yemas de los huevos de las claras, y ponemos las yemas en el mortero. Luego iremos vertiendo el aceite, para más comodidad se puede usar una aceitera de mesa que sirve a la vez de medida pues suele usarse todo el aceite que contiene.
el truco está en la forma de ir echando el aceite: primero se tiene que ir tirando un chorrito intemitente pero fino; luego cuando vemos que empieza a espesar y como a pegarse a las paredes del mortero, cuando este ligado, se le puede ir añadiendo más constantemente.
cuando veamos que alcance la cantidad deseada y el nivel de picante, lo tendremos listo para servir.